Navegar nunca ha sido solo cuestión de vientos, velas y motores. El mar guarda un lenguaje propio hecho de símbolos, supersticiones y pequeños rituales que, aunque no aparecen en ningún manual oficial de navegación, siguen vivos de generación en generación como tradiciones náuticas.
Algunas costumbres nacieron en la dureza de la marina mercante y militar, otras en el ambiente más festivo de los clubes náuticos, y muchas se han reinventado en la náutica recreativa actual.
Esta Guía Marinera reúne esas tradiciones: desde el derecho a lucir unas bermudas rojas hasta la costumbre de echar el primer sorbo de ron al mar, pasando por supersticiones contra los plátanos o la obligación del novato de fregar la cubierta.
No son normas, son códigos invisibles que hacen de cada travesía una experiencia cargada de historia y camaradería. El mar está llena de tradiciones y para mi es importante conocerlas y participar de ellas.
¿Listos? Vamos al lío
👕 Vestimenta y símbolos personales
Bermudas rojas
Las bermudas rojas no son un simple pantalón: son una insignia. La tradición dicta que solo los navegantes que han cruzado el Atlántico pueden llevarlas. En Francia se respeta con celo, y ver a alguien con ellas en un club de vela es reconocer que ese marinero ha pasado semanas sintiendo el océano abierto. Quien se las pone sin derecho suele recibir sonrisas irónicas y bromas de los demás.
Chaqueta azul con botones dorados
En cenas de club y entregas de premios suele aparecer este uniforme no escrito: chaqueta azul marino con botones dorados. Herencia directa de la Royal Navy británica, pasó a la vida social náutica como símbolo de distinción y aún hoy se usa en contextos festivos, más por tradición que por protocolo.
Camisa de rayas bretona
Todos los que nos gusta el mar la hemos usado. La camiseta de rayas azules y blancas nació como uniforme oficial de la marina francesa en el XIX, porque las rayas ayudaban a distinguir a un hombre caído al mar. Con el tiempo se convirtió en prenda icónica de marinos y navegantes de recreo, hasta el punto de ser un cliché marinero con orgullo propio.
Gorro de lana (watch cap)
Otro símbolo clásico es el gorro de lana ajustado, popularizado por pescadores y marinos del norte de Europa. Aún hoy, muchos lo usan en cubierta fría, y se considera un gesto de pertenencia al “oficio de mar”.
Además, creo que todos tenemos en la cabeza ese gorro rojo de Jacques Cousteau y no podemos evitar sentirnos un poco aventureros la ponernos uno parecido.
Tatuajes marineros
En el siglo XIX los marineros se tatuaban su piel con diferentes motivos que eran como medallas que mostraban su vida en el mar. Hoy en día algunos navegantes recreativos recuperan esta costumbre como homenaje a los viejos lobos de mar.
- Ancla: haber cruzado el atlántico
- Tortuga: cruce del ecuador
- Dragón: haber llegado al Extremo Oriente
- Golondrina: haber navegado 5000 millas náuticas.
- Rosa de los vientos: Como guía y protección para encontrar el camino de vuelta.
- Tiburón: es un amuleto para “espantar” la mala suerte y recordar que el mar no perdona.
A mi este tema me encanta, si me has visto en persona llevo una manga entera y un pectoral tatuados con motivos marineros que fui haciendo conforme conseguía ciertos hitos en mi vida en el mar.
🌊 Rituales y ceremonias en el mar

Bautismo de Neptuno
Cuando un barco cruza el Ecuador con alguien que lo hace por primera vez, Neptuno sube a bordo. El dios del mar aparece disfrazado (con barba de estopa, corona de cartón y un tridente improvisado) para juzgar a los “novatos”.
Entre risas, se hacen juegos 0 pruebas divertidas, se lanzan cubos de agua, y tras el ritual, el bautizado queda reconocido como verdadero hijo del océano.
Bautizo de barcos con champán
Antes de que un barco toque agua por primera vez, la tradición manda estrellar una botella de champán en su proa. Si no se rompe a la primera, dicen que el barco tendrá mala suerte. Antiguamente se usaba vino o agua bendita, pero desde el siglo XIX el champán se convirtió en el líquido ritual.
Primer baño en alta mar
En medio del océano, detenerse para un baño es todo un rito. El primero en lanzarse suele ser el novato, atado con una driza para seguridad. Es una mezcla de vértigo y comunión: flotar en un azul sin fin y sentirse diminuto ante el mar.
Rito de las 100 millas
En muchas tripulaciones, cuando el barco supera las primeras 100 millas de travesía, se hace un brindis especial. Es un pequeño hito que marca que la aventura ha comenzado y que ya están lejos de tierra.
Bautismo de sangre
El primer corte en un dedo al manipular un cabo o un winche se celebra como una especie de iniciación. El tripulante, entre bromas, ya “ha dado su sangre al barco” y pasa a ser considerado marino de pleno derecho.
Avistar tierra firme
Tras una larga travesía, el primero que grita “¡Tierra a la vista!” gana cierto prestigio. En la tradición antigua recibía una recompensa; hoy, al menos se gana el derecho a la primera cerveza en puerto. Y sinceramente, aparte de la tradición náutica, no hay sensación mejor que gritarlo a pleno pulmón en medio del mar después de una larga travesía.
🥂 Tradiciones náuticas de convivencia y vida a bordo
El brindis de fondeo
Cuando el ancla cae y el barco queda asegurado, la tripulación suele abrir una botella y brindar. Es un gesto de agradecimiento, casi un pequeño ritual de paz tras la tensión de la maniobra.
El ron del capitán
Al llegar a puerto o cerrar la jornada, el capitán suele invitar a la primera copa. Es un eco moderno de la “tot” de ron que la Royal Navy entregó diariamente hasta 1970.
El capitán come el último
En muchas tripulaciones, el capitán espera a que todos se sirvan antes de hacerlo él. Es un gesto que habla de responsabilidad: primero la tripulación, luego el mando.
El novato limpia cubierta
Cuando alguien navega por primera vez, suele terminar fregando cubierta o haciendo alguna tarea extra. No es castigo, es bautismo humorístico: recordar que todos empezaron desde abajo.
La bitácora firmada
El cuaderno de bitácora, antaño documento oficial de navegación, se transforma en libro de recuerdos. Tripulantes e invitados firman al final de la travesía, dejando su huella en la historia del barco.
El último hace el café
En muchos barcos, el último en levantarse tiene asignada la tarea de preparar el café para el resto. Una norma no escrita que mezcla disciplina con humor.
🚩 Banderas, gallardetes y señales
Bandera de cortesía
Al entrar en aguas extranjeras, se iza la bandera del país en el estay de babor. No es solo protocolo, es un gesto de respeto que los locales valoran. En muchos lugares puede ser una gran falta de respeto no hacerlo.
Gallardete del club náutico
Cada barco suele llevar el gallardete de su club. Sirve como señal de identidad, una manera de reconocerse en otros puertos.
Banderas de fiesta
En ocasiones especiales el barco se “viste de gala”, izando todas las banderas de señales desde proa a popa. Botaduras, aniversarios o regatas se celebran así, con un despliegue de color.
Banderín de pesca
Si alguien pesca algo durante la travesía, se iza un trapo o camiseta como señal de victoria. Es el anuncio de que habrá cena fresca a bordo.
Gallardete invertido
Poner un gallardete del revés indica, en clave de humor, que hay fiesta en ese barco. No debe confundirse con señales de socorro, pero en flotas recreativas todavía se usa.
Bandera Q amarilla
Cuando se llega a un puerto extranjero, se iza la bandera amarilla Q (“Quarantine”) hasta que las autoridades autorizan la entrada. Hoy en día casi nadie revisa, pero sigue siendo gesto de corrección marinera que no te deberías saltar.
Banderas pirata
En regatas amistosas y flotillas recreativas es común ver la calavera ondeando. No significa ataque, sino espíritu festivo: “prepárate, que habrá abordaje… en la barra del chiringuito”.
También te digo que cuidado de cuándo y cómo usas esta bandera, no serías el primer «genio» en tener problemas.
🧂 Supersticiones
No zarpar en viernes
El viernes sigue considerado un día de mala suerte para salir. Algunos lo ignoran, pero muchos patrones aún lo evitan cuando pueden.
Cambiar el nombre del barco
Se dice que cambiar el nombre sin ceremonia es tentar al destino. La tradición manda borrar todo rastro del antiguo, verter vino o champán al mar y pedir permiso a Neptuno, entre otras cosas.
No silbar en cubierta
El silbido se cree que llama al viento. En la marina militar, además, podía confundirse con las órdenes dadas con el pito de contramaestre.
Prohibidos los plátanos
Esta no la conocía y me ha hecho mucha gracia (porque me encantan los plátanos), en barcos del Caribe, los plátanos eran sinónimo de plagas de insectos. Con el tiempo esto quedó en la superstición que aún hoy algunos respetan de que traer plátanos a bordo daba «mala suerte».
Conejos innombrables
Nunca se puede decir la palabra “conejo” en cubierta y esto tiene raíces prácticas: estos animales, cuando viajaban escondidos, roían cabos y maderas, causando accidentes y naufragios.
Botas nuevas
Estrenar calzado en cubierta era arriesgado, pues resbalaba en la madera mojada. La superstición nació de la prudencia: las botas nuevas dan mala suerte hasta que se mojan.
Paraguas a bordo
Llevar paraguas en un barco es casi un insulto a los dioses del mar: se considera llamar a la tormenta. Así que en un día de lluvia deberás elegir entre seguir la tradición náutica o mojarte cuando vueltas a puerto.
Gatos a bordo
Lejos de ser mala suerte, los gatos eran considerados amuletos. Un gato negro, en particular, era visto como protección contra naufragios.
🎶 Tradiciones lúdicas y de camaradería
El primer trago al mar
Cuando se abre una botella en cubierta, el primer sorbo siempre se entrega al mar. Es un tributo simbólico a Neptuno, heredero de sacrificios antiguos. Esta es una tradición náutica que a mi personalmente me encanta.
La campana del barco
Hoy ya no se usa para marcar las guardias, pero sigue sonando en celebraciones o para anunciar la llegada a puerto. Su tañido metálico marca momentos solemnes.
Cantar al levar ancla
En algunos grupos aún se entonan canciones marineras mientras se sube el ancla, una manera de aligerar el esfuerzo y comenzar la jornada con buen ánimo.
El mote del barco
Aunque tenga un nombre oficial en la popa, casi todos los barcos acaban con un apodo cariñoso inventado por la tripulación. Es parte de la intimidad marinera.
Bautismo del viento
Cuando alguien navega por primera vez, suele recibir el timón para “sentir el viento”. Es un rito de paso: de pasajero a tripulante.
Bautizar al motor
Muchos barcos de recreo ponen nombre no solo al casco, sino también al motor. Se le da un apodo casi humano, como si fuera un tripulante más.
Historias de mesa de cartas
Al caer la noche, es costumbre exagerar anécdotas y aventuras en la mesa de cartas. Nadie espera verdad absoluta: el arte marinero está en narrar bien la exageración. Algún día te contaré como me libré de dos tiburones Toro yo solito.
Batallas de dinghies
En algunas regatas de recreo, tras la competición formal, se organizan carreras de auxiliares hinchables o improvisadas “batallas navales” con pistolas de agua. Tradición moderna que mezcla humor con espíritu marinero.
En conclusión, todo un mundo de tradiciones náuticas
Y así, entre supersticiones contra plátanos, banderas pirata izadas en tono festivo, y brindis al fondear, la náutica recreativa mantiene vivo un legado que mezcla respeto, humor y camaradería. Porque navegar no es solo moverse sobre el mar: es formar parte de una cultura marinera que sigue viva en cada gesto.
¿Has vivido alguna de estás tradiciones marineras?, ¿Sabes de alguna otra que pueda ser interesante?
Déjame un comentario, me encantará leer tu opinión.

